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Arquitectos: MYCC
- Área: 18 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Rubén P. Bescós
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Proveedores: Garnica Plywood, Grupo Sider Panel, Trimble Navigation
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto pretende servir como lugar de trabajo con la posibilidad de dormir para un artista/creativo vinculado con el Centro Cultural Conde Duque. El emplazamiento final es un luminoso rincón ubicado en el vestíbulo del teatro en el primer piso, con una superficie en planta de apenas 18m2. En este enclave del hall se abren dos ventanas que miran al Palacio de Liria y al skyline de Madrid, un detalle valioso que se incorpora al proyecto.
Pero antes de ser trasladada a esta ubicación final, la pieza debía construirse en el patio central del centro para, con motivo del Madrid Design Festival, ser visitable durante un mes por el público en general.
Se plantea una casa mínima construida en madera, en la que uno puede dormir, comer, trabajar o descansar. Una pequeña célula que se introduce dentro de otra casa más grande y ligera que sirve de espacio intermedio entre la primera y el exterior. Un espacio lleno de luz y naturaleza donde el suelo puede ser duro, inclinado o incluso inestable, donde se puede escalar, cambiar de altura, recorrer y apropiarse de alguna esquina.
La casa dentro de otra casa permite, mediante la combinación de dos materiales muy diferentes como el policarbonato y la madera, recrear dos ambientes casi opuestos. Uno es el refugio, opaco, cálido y aislado y el otro luminoso, brillante y transparente es donde la vegetación encuentra su lugar y se abren huecos por los que poder disfrutar del atardecer en la ciudad. Aquí es donde tiene protagonismo el árbol con el que se subraya la importancia y la belleza de la naturaleza en combinación con la arquitectura. Esto añadido a la posibilidad de cambiar de espacio, de tener visuales cruzadas, de manipular el espacio mediante elementos que aparecen, multiplica las posibilidades de la vivienda y la sensación de estar en un lugar más grande.
Se trata de una secuencia y superposición de espacios con cualidades materiales propias y lo suficientemente versátiles como para dar cabida a multitud de actividades creativas en las que el usuario es el que decide y no la arquitectura la que impone.
La forma del volumen tampoco es casual. Recuerda pretendidamente a la casa que dibujaría un niño para evocar al hogar y ofrecer la posibilidad de que el usuario se encuentre en casa por unos días a pesar de situarse en el vestíbulo de un teatro. Además esta forma sencilla e icónica nos traslada a la infancia con la idea de la casa de muñecas e introduce un aspecto lúdico que invita a divertirse al llegar a la red y descubrirse a uno mismo en la casa del árbol.